PARA QUE CREAN
“Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.
Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!” (Juan 11:41-43).
Para esta meditación me quedo con las palabras de Jesús elevadas al cielo en oración: “…lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean…” (v.42). La resurrección de un cuerpo en descomposición era el escenario perfecto para brindar otra oportunidad de salvación al hombre pecador. Jesús no se había acercado a la aldea de Betania días atrás, cuando fue informado acerca del estado de salud de Lázaro (vv.1-3), porque el suceso serviría para glorificar a Dios, al mismo tiempo que mostrar su amor por las almas de los perdidos.
Lo que debía suceder con ese portentoso milagro, la conversión, no ocurrió en su totalidad. Un cadáver de cuatro días salió andando, pero esto no ablandó la dureza del corazón de ellos. Vieron con sus propios ojos, y aun así, no creyeron. Era una de las últimas señales del Enviado de Dios y la rechazaron. Ninguna otra cosa que fuese hecha, dicha o revelada les haría cambiar de parecer.
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