ALMA BENDICE AL SEÑOR
Este himno de adoración está basado en el salmo 103, “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios”.
Joachim Neander nació en Bremen, Alemania, en el año 1650. Tenía una gran herencia espiritual de, al menos, cuatro generaciones de predicadores.
Sin embargo, Joachim no mostró interés de joven en asuntos espirituales y fue más bien un muchacho rebelde y descontrolado.
Cuando tenía 20 años se fue con un grupo de muchachos en dirección a una iglesia en Bremen con el fin de ridiculizar y molestar a los asistentes. Cuando el predicador Theodore Under-Eyck comenzó su sermón, Joachim en lugar de molestar, estuvo quieto escuchando el mensaje completo, que luego le llevó a conocer a Cristo como Salvador personal.
El cambio en la vida de Joachim fue un reflejo de las palabras del apóstol Pablo: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
Años más tarde fue invitado por el mismo Under-Eyck a predicar en ese mismo lugar donde unos años antes había ido a molestar. Con apenas 29 años de edad, Joachim enfermó de tuberculosis. En su lecho de muerte escribió este precioso himno que ha sido cantado por varios siglos y sigue teniendo valor espiritual.
Durante su vida, Joachim disfrutaba de largas caminatas a lo largo del Río Dussel, en Dusseldorf, donde meditaba y cantaba himnos a Dios. Llegó a querer tanto este lugar que lo llamó el “valle de Neander” (en alemán, Neanderthal). Años más tarde, en 1856, en este mismo valle se encontraron huesos humanos. Más adelante, un profesor de anatomía utilizó estos huesos para apoyar la teoría de la evolución, diciendo que se trataba de los huesos de una especie mitad humano y mitad simio. Fue llamado el “hombre Neanderthal” y dijeron que éste era el “eslabón perdido” en la cadena de la evolución. Más adelante se determinó que el hombre Neanderthal es completamente hombre y que no es ningún vínculo de ninguna cadena de evolución humana.
Es lamentable, que el nombre de este valle, Neander, sea más conocido por el descubrimiento de estos huesos que por el hombre que le dio nombre a este valle y sus convicciones en el Dios Creador de los cielos y de la tierra, y que fue también el Salvador de Joachim Neander.
(HIMNOS-CRISTIANOS.COM)
Alma, bendice al Señor, Rey potente de gloria;
de sus mercedes esté viva en ti la memoria.
¡Oh, despertad, arpa y salterio! Entonad
himnos de honor y victoria.
Alma, bendice al Señor que los orbes gobierna,
y te conduce paciente con mano paterna;
te perdonó, de todo mal te libró,
porque su gracia es eterna.
¡QUÉ BUEN SALVADOR!
Fanny Crosby (Condado de Putnam, Nueva York, 24 de marzo de 1820 - Bridgeport, 12 de febrero de 1915).
Fue una letrista, poeta, compositora misionera metodista estadounidense y una figura muy prominente durante su tiempo de vida. Fue una de las himnistas más prolíficas de la historia, escribió más de 8 000 himnos y canciones “gospel”, con más de 100 millones de copias impresas, a pesar de ser ciega poco después del nacimiento.
A las seis semanas de nacida, la bebé Crosby tuvo un resfriado que le causó inflamación de los ojos. El doctor de la familia estaba lejos de casa, así que un hombre de la comunidad sugirió que se le aplicasen “cataplasmas de mostaza caliente”, lo que, de acuerdo con Crosby, le dañó los nervios ópticos y la dejó ciega.
En 1820 su padre murió, así que la niña fue criada por su madre y su abuela materna, Eunice Paddock Crosby. Estas mujeres le inculcaron los principios cristianos y desde su juventud, Crosby comenzó a memorizar largos pasajes de la Biblia, y a los quince años ya había memorizado los cuatro evangelios, el pentateuco, el Libro de los Proverbios, Los Cantares y algunos Salmos.
En 1832 comenzó su instrucción musical a cargo de un profesor de música que le daba lecciones dos veces por semana en Ridgefield. La joven aprendió a tocar el piano, el arpa, la guitarra y el órgano.
Su primer himno, “Vamos, vamos, para un hogar más allá de los cielos”, fue escrito en el Hotel Ponton en Franklin Street, Ciudad de Nueva York, el 5 de febrero de 1864.
Ella podía componer en cualquier momento y no tenía que esperar a una inspiración especial. A Fanny le encantaba su trabajo y fue feliz en él. Ella siempre estaba lista, ya sea a simpatizar o participar en una conversación alegre, como sea el caso. El secreto de esta alegría data de su primera composición a la edad de ocho años, “Ha sido el lema de mi vida”:
¡Oh que alma feliz soy!
Aunque no puedo ver,
Estoy decidida que en este mundo
Contenta estaré;
Cuántas bendiciones disfruto
¡Qué otras personas no!
Llorar y suspirar porque soy ciega,
No puedo y no lo haré.”
Decía que si no hubiera sido por su aflicción, no hubiera tenido tan buena educación, ni tan grande influencia, y ciertamente tampoco tan buena memoria.
WIKIPEDIA Y SANANDOLATIERA.ORG
1. ¡Oh qué Salvador es mi Cristo Jesús!
¡Oh qué Salvador es aquí!
El salva al más malo de su iniquidad,
y vida eterna le da.
Me
escondo en la Roca que es Cristo el Señor,
y allí nada yo temeré;
me escondo en la Roca que es mi Salvador,
y en Él siempre yo confiaré,
y siempre con Él viviré.
2. Veré a mis hermanos que aquí yo
dejé,
y con ellos yo estaré;
mas quiero mirar a mi Cristo Jesús,
el cual murió en dura cruz.
3. Y cuando esta vida termine aquí,
la lucha por fin dejaré,
entonces a Cristo yo voy a mirar,
loor a su nombre daré.
4. Y cuando en las nubes descienda
Jesús,
glorioso al mundo a reinar,
su gran salvación y perfecto amor,
por siempre yo he de gozar.
ENGRANDECIDO SEA DIOS
Enrique Turrall (Henry Sidney Turrall) es un nombre que encontrará en más de un himno en español, ya que este escritor/traductor nos ha dejado un enorme legado de himnos que siguen cantándose hasta el día de hoy.
Enrique (Henry) Sidney Turrall nació el 10 de febrero de 1867 en Surrey, Inglaterra. Poco se conoce de su niñez, pero fue encomendado como misionero a España en 1889, siendo todavía un joven de 22 años. Llegó primeramente a Madrid, sin embargo, la mayor parte de su ministerio fue en Marín, Pontevedra, donde vivió casi 50 años de su vida. También trabajó en otros lugares de España como Vigo, Pontevedra y la provincia de Lugo.
Durante estos años la oposición por parte de la iglesia católica era bastante fuerte, por lo que la obra avanzaba lentamente. Entre las necesidades de la obra estaba poder tener más himnos en español. En una carta Enrique lo expresaría de la siguiente manera: “Encontré tantos jóvenes que empecé a escribir himnos que expresasen las diferentes emociones y experiencias de los creyentes e incrédulos: el arrepentimiento, la fe, la seguridad, el testimonio, el conflicto, las ocasiones especiales, las reuniones anuales, los casamientos, los entierros, etc. Era sorprendente como estos himnos pasaban de uno a otro, de hojas sueltas a pequeños cancioneros y, luego, a los himnarios más grandes. No he tomado nota acerca de los incidentes que los inspiraba”.
En 1902 publicó el himnario Cantos Evangélicos que contenía 74 cánticos, de los cuales 59 eran suyos. En 1933 el número aumentó a 237 de los cuales más de 180 eran propios. Pocos autores han contribuido más a los himnos en español que Enrique Turrall. Podemos encontrar una gran variedad de himnos, mayormente sobre el Evangelio y la Vida Cristiana, traducidos (y también originales) por él.
Enrique y su esposa dedicaron más de 60 años al servicio del Señor en España. Pasó a la presencia del Señor el 12 de mayo de 1953 en Marín, España. Traductor de, por ejemplo: “Hallé un bue amigo”. Autor de “Engrandecido sea Dios”, entre otros.
Engrandecido sea Dios
en esta reunión, en esta reunión.
Alegres, juntos a una voz,
Dad gloria,
gloria, gloria, gloria;
dad gloria a nuestro Dios.
Durante el día que pasó,
la mano del Señor, la mano del Señor,
de muchos males nos salvó,
Pues hasta aquí nos ayudó
y siempre proveerá, y siempre proveerá.
Con gratitud, placer y amor,
¿QUIÉN ESTÁ POR JEHOVÁ?
Éxodo 32:26
Dios tiene el poder de quitar las pruebas o enfermedades, pero también, en ocasiones no quita la carga, sino que más bien nos da la gracia para seguir adelante en medio de las debilidades. Este fue el caso de Frances Havergal cuya vida estuvo marcada por constante debilidad física, sin embargo, el Señor le dio la gracia necesaria en medio de la prueba para ser muy bien usada en el servicio al Señor. Esto nos recuerda las palabras dichas al apóstol Pablo: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9). Con confianza Frances podría responder: “de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”.
Frances Ridley Havergal nació en Worcestershire, Inglaterra, el 14 de diciembre de 1.836. Su padre fue William Henry Havergal quien, además de predicador, también compuso y escribió himnos. El interés de su padre hizo a Frances interesarse en poesía desde una edad muy temprana.
Frances no gozó de buena salud a lo largo de su vida, pero Dios le dio una mente muy brillante e inteligente. A los cuatro años aprendió a leer. A los seis comenzó la escuela siendo su hermana mayor, Miriam, su primera maestra. Cuando tenía siete años compuso sus primeros poemas. También pudo memorizar largos pasajes de la Biblia, como el libro de los Salmos, Isaías y la mayor parte del Nuevo Testamento. A pesar de su amplio conocimiento Frances no gozaba de la paz con Dios, por medio del Señor Jesucristo.
Una tragedia golpeó su vida cuando apenas tenía 11 años de edad; su madre enfermó gravemente. En el lecho de muerte su madre le dijo: “Mi oración es que el Espíritu Santo te guíe. Recuerda, sólo la preciosa sangre de Cristo te puede limpiar y hacer aceptable a los ojos de Dios”. Al poco tiempo la Sra. Havergal falleció, pero las palabras de su madre quedaron grabadas en el corazón de Frances por el resto de su vida.
Dos años después de la muerte de su madre, Frances fue enviada a estudiar a una escuela de niñas. La directora de la escuela era una mujer piadosa que no solamente le daba importancia a la educación, sino también a la salvación de aquellas jovencitas. La semilla del evangelio fue sembrada en el alma de Frances.
Cuando la Srta. Cook (con quien su padre se había casado después de la muerte de la Sra. Havergal) le preguntó a Frances: “¿Por qué no confías en Cristo de una vez? ¿Las promesas del Señor no son suficientes para ti?” Frances fue a su cuarto y confió en Cristo como su Salvador personal. Luego ella dijo: “Fue la primera vez que la Biblia era dulce para mí, y el primer pasaje que claramente recuerdo haber leído, con una nueva y agradable luz, fueron los capítulos catorce en adelante del evangelio de Juan”.
Aunque había sido instruida en las Escrituras desde muy pequeña, estaba consciente que la salvación es algo individual.
Frances murió de peritonitis en Gales, cuando apenas tenía 42 años. Además de sus muchos himnos, también escribió otras poesías, tratados de evangelio y literatura para niños. Una vida corta, pero verdaderamente ‘consagrada a Ti, Señor’. En su lápida está la inscripción de un versículo con mucho significado para ella: “la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado - 1 Juan 1:7”.
¿Quién es de la parte del buen Salvador,
pronto a dedicarse ahora a su Señor,
y que abandonando su falaz vivir,
quiere acá servirle y aun con Él sufrir?
¿Quién de Cristo
al lado quiere caminar?
¿Quién hasta Él desea los demás guiar?
Por tu rica gracia, por tu grande amor,
henos de tu parte, para Ti, Señor.
No ambicionamos gloria ni poder,
mas queremos ya tu voluntad hacer.
Quien tu perdurable gracia llegue a ver,
vese constreñido de tu parte a ser.
No con oro o plata, oh Jesús, Señor,
Tú nos redimiste, con divino amor.
Fue con sangre tuya, ¡qué gran expiación!
con que Tú efectuaste nuestra redención.
La batalla dura siempre habrá de ser;
enemigos fuertes hemos de tener.
Mas omnipotente es nuestro Capitán;
ha vencido ya la fuerza de Satán.
SEGURIDAD ME DIO JESÚS
Hay quienes han recibido mucha instrucción sobre poesía o música que han puesto sus capacidades al servicio del Señor. Sin embargo, Dios también puede dotar de talento a sus siervos para desarrollar su obra. Así fue el caso de Charles Gabriel quien, sin haber recibido ninguna educación formal en música, fue utilizado tremendamente en la obra del Dios en la escritura y composición de himnos.
CHARLES H. GABRIEL
Charles Hutchison Gabriel nación en Iowa, Estados Unidos, el 18 de agosto de 1856. Se crio en una granja donde pasó los primeros 17 años de su vida. Aunque no tuvo instrucción formal en la música, su padre enseñaba música en casa de donde, seguramente, Charles adquirió interés y conocimiento en este arte. Con frecuencia se reunían familia y amigos para cantar y, como Charles era un muchacho autodidacta, aprendió a tocar el órgano para acompañar los cantos con el instrumento.
A los 17 años comenzó a impartir clases de música que fueron haciéndose cada vez más populares, hasta llegar a otros estados del centro y norte del país. Vivió un tiempo en California y luego se mudó a Chicago para trabajar con una editorial cristiana muy reconocida, publicadora de himnos, llamada The Rodeheaver Company.
Su talento en la música, así como en la poesía, ha tenido un gran provecho en el mundo cristiano. Su primer himno fue “Una voz del cielo se oye resonar”, publicado en 1890, y ha llegado a gozar de mucha popularidad. Sin embargo, el historiador de himnos Jacob Hall reconoce que el himno más popular de Charles Gabriel fue “Gozo tenemos por Cristo Jesús”. Este himno ha llegado a ser traducido a más de 17 idiomas y, cuando todavía el Sr. Gabriel vivía, tenía más de 17 millones de impresiones. El himno sigue siendo cantado el día de hoy, casi 90 años después de la muerte de su autor.
Fue muy reconocido en su composición de coros para niños, habiendo publicado 24 himnarios para Escuela Dominical y evangelismo. Se destacó mayormente en la composición de himnos, sin embargo, en muchas ocasiones también agregaba la letra. Durante su vida compuso más de 7000 himnos, de los cuales muchos todavía se usan hoy día.
Charles Gabriel falleció el 14 de septiembre de 1932 en Hollywood, California. Uno de los himnos más conocido es el que se titula "¿Cómo podré estar triste?" Tiene otros también conocidos como: Cuan glorioso es el cambio operado en mi ser y "Mi Salvador en su bondad" o conocido también como Seguridad me dio Jesús, del cual escribimos la letra a continuación:
Mi Salvador en su bondad
al mundo malo descendió;
y de hondo abismo de maldad
Él mi alma levantó.
Seguridad me dio Jesús
cuando Él su mano me tendió;
estando en sombra a plena luz,
en su bondad, me levantó.
Su voz constante resistí,
aunque Él amante me llamó,
mas su palabra recibí
y fiel me levantó.
Tortura cruel sufrió Jesús,
cuando en la cruz por mí murió;
tan sólo así me dio salud,
y así me levantó.
Que soy feliz, yo bien lo sé,
con esta vida que Él me dio;
mas no comprendo aún por qué
Jesús me levantó.
EL DIOS QUE ADORAMOS
Por más de 25 años, Sovereign Grace Music ha producido álbumes para el pueblo de Dios de habla inglesa. Hoy nos sentimos agradecidos de servir a las iglesias de habla hispana a través de la asociación con La IBI y Por Su Causa en una noche de adoración en canción. Nuestra oración es que Dios use esta grabación para introducir a más hispanos a adorarle con canciones que son teológicamente ricas, centradas en el evangelio y musicalmente excelentes.
Aunque la adoración es mucho más que música, las canciones pueden ayudar a profundizar nuestro amor por Dios y reafirmar las verdades Bíblicas por las que vivimos. Cantar sobre la soberanía de Dios nos capacita para enfrentar el futuro con fe y gozo. Cantar sobre la bondad de Dios trae como resultado vidas que rebosan de agradecimiento. Y cantar sobre la misericordia de Dios para nosotros en la cruz nos recuerda que podemos vivir libres de la condenación, la culpa y el temor al juicio. Oramos para que al cantar y escuchar estas canciones, su amor por Dios, el evangelio, la iglesia y los perdidos se incremente, y que el nombre de Jesucristo sea exaltado en su vida. - Bob Kauflin
Al igual que Sovereign Grace Music, nosotros abrazamos estas verdades. Junto con ellos, te invitamos y te decimos: ¡Venid, glorificad a Dios! Él es más grande de lo que imaginamos. Contempla a Dios y verás Su gloria, nadie es como Él, el Gran yo soy, ¡Yahweh! Mientras contemples Su gloria serás quebrantado, verás tus pecados y te hallarás indigno. Sin embargo, podrás presentarte delante de Él y entrar libremente al trono celestial, a través de Cristo, quien siendo inocente Se hizo pecado por el culpable. Al tomar nuestro lugar en la cruz, Él satisfizo la justicia de Dios y aplacó Su ira a causa de nuestro pecado. Hay gracia y perdón para aquellos que habrían de creer en Él. Esa es la gloria de la cruz, y por eso nos llama a responderle dejando nuestra vida atrás a cambio de conocerle y convertirnos en siervos para Su gloria. Ven y sé parte de los que clamamos: ¡Venga Tu reino, Dios! Que juntos demos a conocer al mundo a el Dios que adoramos. - Luis Núñez
SONIDO: EL DIOS QUE ADORAMOS
El Dios que hizo los cielos y la tierra
Con el poder de Su palabra
Reina con autoridad
El Dios que aún los vientos le obedecen
Una palabra es suficiente
Para los muertos levantar
Pre-coro:
Nadie es como Él
Oh gran Yo Soy
Coro:
Tú eres el Dios que adoramos
Todopoderoso y soberano
Grande en misericordia y poder para salvar
Tú eres el Dios que adoramos
Quien derrotó la muerte y el pecado
Glorioso Redentor y Rey, Te adoramos
Verso:
El Dios que descendió desde Su trono
Para llevar sobre Sus hombros
Nuestra culpa y transgresión
Jesús, exaltado sobre todo
Nombre sobre todo nombre
Solo en Él hay salvación
(Vuelve al pre-coro y al coro)
Puente:
A Él sea la gloria y el poder
Todo es de Él y para Él
UNO HAY, CRISTO EL BENDITO
Es como dice el coro de este himno,
cuyo autor desconocido responde con una alentadora afirmación ante las
circunstancias difíciles que está viviendo.
La situación por la cual estaba
pasando le lleva a mirar a su alrededor
y preguntar si hay alguien que pueda socorrerle en su necesidad. De seguro que
tenía personas a su lado, pero ninguna podía suplir su falta, ya que sólo
Jesucristo sabe lo que hay en nuestro interior y cómo nos sentimos. Como todo
hijo de Dios el autor pasó por aflicción, la cual es necesaria, tanto que, a
través de ella pudo conocer la simpatía, la ternura y el amor del amigo
perfecto que tenemos en Cristo.
¡Sí! Uno hay que puede llevar nuestra
carga, cualquiera que ésta sea. Porque Cristo ya pasó por tribulación y angustia
hasta el punto de dar su vida voluntariamente en la cruz por nosotros, siendo
aún pecadores. Así la experiencia de este creyente, y también la nuestra, queda
plasmada en estas estrofas.
¿Hay aquí quien nos ayude,
quien comprenda nuestro ser,
cuando el alma está transida de dolor?
¿Hay quien sienta simpatía,
nuestra condición al ver,
y nos dé lo que deseamos con amor?
Uno hay, uno hay;
en Cristo el bendito uno hay.
Cuando viene aflicción a nuestro corazón,
un amigo hay en Cristo, uno hay.
¿Hay aquí quien nos ayude
nuestra carga a llevar,
aunque grave y difícil pueda ser?
¿Hay quien quiera con ternura
al caído levantar,
y en sus brazos amorosos recoger?
¿Hay aquí quien nos ayude,
quien nos dé tranquilidad
cuando estamos bajo el peso del dolor,
quien al pecador ofrezca
el perdón de su maldad,
y por él se sacrifique con amor?
MÁS CERCA OH DIOS DE TI
"Más cerca oh Dios de ti" fue escrito en 1841 por Sarah Flower Adams. El pastor William Johnson Fox le había pedido a ella y a su talentosa hermana que le ayudaran en la preparación de un nuevo himnario para su congregación. Mientras trabajaban en este proyecto escribieron treinta y dos textos, y sesenta y dos nuevas melodías.
Un día mientras trabajaban en la creación del himnario, el pastor les comentó que le gustaría encontrar un himno apropiado para el final de su sermón basado en la historia de Jacob y Esaú, tal como aparece en Génesis 28:10-22.
Eliza, interrumpiendo al pastor, le dijo emocionada a su hermana: “Sarah, esa es una excelente idea para un nuevo himno de nuestro himnario. ¿Porqué no escribes tu propio himno sobre el sueño de Jacob?”
A los pocos días ya estaba listo el himno Más cerca oh Dios de ti, con cinco estrofas. La melodía que todos conocemos hoy en día fue compuesta por el británico Lowell Mason en 1856.
Sarah falleció de tuberculosis a los 43 años, en Harlow el 21 de agosto de 1848.
Una popular leyenda sobre este himno, dice que fue la última canción que tocó la banda de músicos del RMS Titanic mientras este se hundía en el Océano Atlántico el 15 de Abril de 1912.
Más cerca, oh Dios, de ti quiero morar
Aunque sobre una cruz me hayan de alzar.
Entonaré allí este himno con fervor:
Más cerca, oh Dios, de ti, más cerca, si.
Si cual viajero voy con ansiedad,
medroso al ver cerrar la oscuridad,
aun en mi soñar me harás sentir que estoy
más cerca, oh Dios, de ti, más cerca, si.
Después, al despertar, a ti por fe
de mi aflicción altar elevaré.
Y cuánto sufro aquí me hará sentir que estoy
Más cerca, oh Dios, de ti, más cerca, si.
Camino encuentro aquí que al cielo va,
pues sé que allí tu amor me sostendrá.
Cercano sentiré el ángel del Señor.
Más cerca, oh Dios, de ti, más cerca, si.
Y cuando a tu mansión me llevarás,
y estrellas, luna y sol yo deje atrás,
gozoso entonaré canción eterna allí:
Más cerca, oh Dios, de ti, más cerca, si.
SI PAZ CUAL UN RÍO
El Señor Horacio Spafford, creyente y autor de este himno (el número 112 en el himnario "Himnos y Cánticos del Evangelio") que manifiesta tanta serenidad, era abogado próspero en la ciudad de Chicago en los días del predicador D.L. Moody. Pasó por varias pruebas en su vida, algunas muy severas, y su experiencia le impulsó a expresar su consolación en estos versos.
A los 45 años de edad, había perdido su único hijo varón, y poco tiempo después, el gran incendio de Chicago en 1873 destruyó las propiedades donde había invertido gran parte de su patrimonio.
Decidió tomarse unas vacaciones con su esposa y sus cuatro hijas. A última hora tuvo que quedarse atrás atendiendo unos negocios mientras que los demás siguieron con sus planes, acordando reunirse todos en Europa. Viajaban abordo del Ville du Havre, el barco más grande en uso en aquellos tiempos.
El 22 de noviembre de 1873, a las dos de la madrugada, el gran vapor chocó con un barco de vela y naufragó en menos de media hora. Antes de que terminara de hundirse, la señora y sus hijas se reunieron y se arrodillaron para pedir que, según fuera la voluntad de Dios, fuesen rescatadas o preparadas para morir. Las cuatro muchachas perecieron, pero su madre fue una de las 28 personas recogidas por otro barco. Al llegar ella a Gran Bretaña, envió un telegrama a su marido que decía: "Rescatada sola." (Un día él mandaría a enmarcar este cable y lo colgaría en su oficina.)
El señor Spafford embarcó cuanto antes para juntarse con su acongojada esposa en Inglaterra. En su profunda tristeza cruzaba el Atlántico y se imaginaba pasando por encima de la tumba de sus hijas. En esos momentos escribió sus versos, que hacen referencia a la condición de su alma tanto en medio de "paz como un río" (Isaías 48:18 y 66:12) como en grandes sufrimientos como los que el salmista sentiría cuando escribió en Salmo 42:7: "Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí."
En esos mismos días el señor Moody y su acompañante, Ira D. Sankey, estaban predicando en la ciudad de Edimburgo, hacia el norte de Gran Bretaña. Oyeron noticias de la tragedia y decidieron ir al sur con el fin de consolar a la pareja. Encontraron al señor Spafford y a su esposa gozando de la paz de Dios y diciendo: "Está bien; sea hecha Su voluntad."
Unos meses después, de nuevo en Chicago, el señor Sankey vio los versos de este himno y dijo: "Estas son palabras inspiradas. Este himno lo cantarán millones para su propio consuelo e inspiración."
La música del himno, escrita por Felipe Bliss, se titula VILLE DU HAVRE conmemorando el suceso doloroso que originó la letra consoladora.
SONIDO: SI PAZ CUAL UN RÍO
El resto del himno según nuestro himnario, dice así:
Si paz cual un río es aquí mi porción,
Si es cual las olas del mar;
Cualquiera mi suerte, es ya mi canción:
"Está bien, con mi alma está bien."
Coro
Esta bien... está bien...
Está bien con mi alma está bien.
Por más que Satán me tentare a mí,
En esto consuelo tendré:
Que Cristo, al ver cuán perdido yo fuí,
En la cruz por mi alma murió.
Pecado llevó, y las gracias le doy,
Completo el trabajo está;
Llevólo en la cruz y ya libre estoy,
¡Oh mi alma, bendice al Señor!
Qué viva por Cristo, y sólo por Él;
Y si yo muriese, bien sé
Que no temeré, porque Cristo es fiel
Y mi alma en su paz guardará.
Mas no es la muerte que espero, Señor,
La tumba mi meta no es,
Tu pronta venida, en tu tierno amor,
Esperando mi alma hoy está.
CASTILLO FUERTE
Es un himno compuesto por Martín Lutero. Las evidencias indican que fue escrito entre 1527 y 1529, ya que los himnos de Lutero fueron impresos pronto, después de ser escritos.
El himno está basado inicialmente en el Salmo 46. Cuando más lo inquietaban las luchas espirituales, Martín Lutero acudía a este salmo, una de sus porciones favoritas de las Escrituras. Estas palabras se convirtieron en su fuente de ayuda y aliento diario: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar, aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza. Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob” (Salmo 46:1-3, 11).
Tan sólo ocho años después de la redacción de las 95 Tesis, Lutero daría forma al primer himnario evangélico o protestante, que fue publicado en su ciudad, Wittenberg, en 1524. Constaba de 8 himnos, 4 de ellos escritos por él.
En su vida, Lutero compuso 37 himnos, de los cuales el más conocido es “Castillo Fuerte es Nuestro Dios”. Fue tan alentado por estas palabras que estas verdades musicales se convirtieron en el gran lema del pueblo alemán.
Heinrich Heine describió este himno como la Marsellesa de la Reforma Protestante.(WIKIPEDIA)
SONIDO: CASTILLO FUERTE
En español, la traducción más popular es la que realizó en el siglo XIX
Castillo fuerte es nuestro Dios,
Defensa y buen escudo.
Con su poder nos librará
En todo trance agudo.
Con furia y con afán
Acósanos satán:
Por armas deja ver
Astucia y gran poder;
Cual él no hay en la tierra.
Nuestro valor es nada aquí,
Con él todo es perdido;
Mas con nosotros luchará
De Dios el escogido.
Es nuestro Rey Jesús,
El que venció en la cruz,
Señor y Salvador,
Y siendo El solo Dios,
El triunfa en la batalla.
Y si demonios mil están
Prontos a devorarnos,
No temeremos, porque Dios
Sabrá cómo ampararnos.
¡Que muestre su vigor
Satán, y su furor!
Dañarnos no podrá,
Pues condenado es ya
Por la Palabra Santa.
Esa palabra del Señor,
Que el mundo no apetece,
Por el Espíritu de Dios
Muy firme permanece.
Nos pueden despojar
De bienes, nombre, hogar,
El cuerpo destruir,
Mas siempre ha de existir
De Dios el Reino eterno. Amén.
SUBLIME GRACIA
"Amazing Grace", conocido en algunas regiones hispanohablantes como "Sublime gracia", es un himno cristiano escrito por el clérigo y poeta inglés John Newton (1725-1807) y publicado en 1779. La composición, una de las canciones más conocidas en los países de habla inglesa, transmite el mensaje cristiano de que el perdón y la redención es posible a pesar de los pecados cometidos por el ser humano y que el alma puede salvarse de la condenación mediante la gracia de Dios.
Se dedicó a la navegación desde los 11 años acompañando a su padre. En 1743, fue guardiamarina de la Marina inglesa durante un periodo, pero al intentar desertar fue capturado y sentenciado a recibir latigazos. Luego navegó en distintos barcos dedicado al tráfico de esclavos, donde destacó por los abusos y malos tratos que infligía a sus víctimas. En 1748 durante una navegación frente a la costa de Donegal, Irlanda, su barco fue sorprendido por una tormenta. Newton despertó en medio de la noche mientras el barco se hundía y comenzó a encomendarse a Dios. Milagrosamente su barco pudo quedar a la deriva y logró salvarse. La fecha 10 de marzo de 1748 le quedará marcada para el resto de su vida. Desde aquel momento evitó la blasfemia, el juego y la bebida. Aunque siguiera trabajando en la trata de esclavos, cada vez más aumentaba su compasión por ellos. Más tarde dijo que su conversión verdadera no pasó hasta después de un tiempo: "No puedo considerarme para haber sido a un creyente en el sentido lleno de la palabra, hasta un tiempo considerable después"
Newton reconoció la insuficiencia de su vida espiritual. Enfermó con una fiebre y profesó su creencia plena en Cristo, pidiendo a Dios tomar el mando de su destino. Él, más tarde, dijo que ésta fue la primera vez que se sintió totalmente en paz con Dios.
En 1788, 34 años después de que él se hubiese retirado de la trata de esclavos, Newton rompió su silencio con la publicación del folleto "Pensamientos Sobre la Trata de Esclavos", en el cual describió las condiciones horrorosas de los barcos negreros. Fue una forma de pedir perdón "una confesión... la cual, viene muy tarde... Esto siempre será un objeto de una humillante reflexión para mí, que yo era un activo instrumento, en un negocio en el cual ahora, mi corazón se estremece." (WIKIPEDIA).
Sublime Gracia del Señor
que a un infeliz salvó
Fui ciego mas hoy miro yo
perdido y Él me halló
Su Gracia me enseñó a temer
mis dudas ahuyentó
Oh cuán precioso fue a mi ser
cuando Él me transformó
En los peligros y aflicción
que yo he tenido aquí
su gracia siempre me libró
y me guiará feliz
Y cuando en Sión por siglos mil
brillando este cual sol
yo cantaré por siempre ahí
su amor que me salvó
FELIZ CANTANDO ALEGRE
Este himno fue escrito en 1905, por una mujer canadiense-americana llamada Civilla Durfee Martin (1866-1948). La música fue compuesta por Charles Hutchinson Gabriel (1856-1932).
La inspiración nació a principio de la primavera de 1905, y en palabras propias de la autora, relata: "Mi esposo y yo residíamos en Elmira, Nueva York. Allí hicimos amistad con una pareja, el señor y la señora Doolittle, verdaderos santos de Dios. La señora Doolittle había estado en cama durante casi veinte años. Su marido era inválido incurable, pero velaba por el sustento diario trabajando en una silla de ruedas. A pesar de sus aflicciones, vivieron felices su vida cristiana, inspirando y confortando a todos los que les conocían.
Un día le visitamos y mi marido peguntó sobre el secreto de su fe para continuar adelante. la respuesta del señor Doolittle fue simple: -Él tiene su vista puesta en las aves y sé que me mira a mí también- La belleza de esta simple expresión de fe sin límites se apoderó de los corazones y encendió la imaginación de mi esposo y la mía. Este himno fue el resultado de esa experiencia". (EKILIKUA.WORDPRESS)
¿Cómo podré estar triste?
¿Cómo entre sombras ir?
¿Cómo sentirme solo
Y en el dolor vivir?
Si Cristo es mi consuelo,
Mi amigo siempre fiel,
Si aun las aves tienen
Seguro asilo en El,
Si aun las aves tienen
Seguro asilo en El.
Coro:
¡Feliz, cantando alegre,
Yo vivo siempre aquí;
Si El cuida de las aves,
Cuidará también de mí!
"Nunca te desalientes",
Oigo al Señor decir,
Y en Su palabra fiado,
Hago al dolor huir.
A Cristo, paso a paso
Yo sigo sin cesar,
Y todas sus bondades
Me da sin limitar,
Y todas sus bondades
Por siempre me ha de dar.
-Coro-
Siempre que soy tentado,
O si en la prueba estoy,
Más cerca de El camino,
Y protegido voy;
Si en mí la fe desmaya
Y sufro de ansiedad,
Tan sólo El me levanta,
Me da seguridad,
Tan sólo El me levanta,
Me da seguridad.
-Coro-
TAL COMO SOY
Fue en 1836 que una joven británica hacía preparativos para asistir a un baile a celebrarse en su pueblo. Se llamaba Carlota Elliott, y era de buena preparación y presentación. Salió muy entusiasmada para encomendar a su costurera hacerle el traje de gala para esa ocasión especial.
En el camino la joven se encontró con un señor evangélico, amigo de la familia, hombre fiel y sincero. Carlota le saludó y le manifestó el propósito de su diligencia. Con mucho empeño el caballero le habló de la vanidad de la vida y lo engañoso de los placeres de este mundo. Trató de razonar para que ella no fuera, sabiendo que el baile no le haría bien.
La joven, muy enojada, le contestó, "Esto no es asunto suyo," y siguió. El baile se realizó. La dinámica Carlota fue una de las jóvenes más alegres y elogiadas.
Pero, al acostarse, sintió decepción. No estaba cansada; se encontraba vacía. Una espina se hincaba en su mente. Su conciencia le perturbaba.
Ese señor siempre se había mostrado cariñoso, y la manera tan ruda en que ella le había tratado llenó su pecho de pesar. Ella no quería reconocerlo, pero estaba viendo que él tenía razón. El brillo de este mundo es engaño y vanidad.
Al cabo de tres días de reflexión dolorosa, Carlota Elliott visitó al amigo. Le dijo: "Por días he sido la joven más decepcionada; ahora anhelo encontrar la verdad que usted tiene. ¿Qué debo hacer?"
Por supuesto, el evangélico no perdió tiempo en perdonar la conducta tan contraria a la que la joven había aprendido. Con toda sencillez y cariño ese señor suizo le dirigió a la fuente de paz. "Simplemente entrégate al Señor Jesús, el que murió por ti en la cruz. Tal como eres."
Esto le parecía extraño; ella nunca había entendido que la salvación fuera tan accesible.
"¿Tal como soy? Pero soy mala, indigna. ¿Cómo puede Dios aceptarme?"
"Esto es precisamente lo que tú has tenido que reconocer," fue la respuesta del evangélico. "Puedes venir a Cristo tal como eres."
La joven se sintió abrumada al asimilar la verdad sencilla de esas palabras. Fue a su habitación, dobló sus rodillas, y ofreció a Dios su corazón indigno. Pidió el perdón de su pecado y puso fe en Jesús como su Salvador.
La señorita vivió más y más el gozo de la salvación. Pensando en su experiencia, empleó su talento para escribir: "Tal como soy, sin más decir, que a otro yo no puedo ir, y tú me invitas a venir. Bendito Cristo, vengo a ti."
Poco podría imaginarse la fama que vendría por su verso. Ella había dado expresión a su experiencia propia, que ha sido la de millones más. ¡Cuántos se han pensado demasiado pecadores, demasiado indignos de recibir la salvación eterna sin hacer nada! ¡Cuántos hay que quieren hacer, pagar, o merecer algo! Pero la señorita había aprendido bien: Dios acepta a uno tal como es. Cristo recibe a los pecadores, y sólo a los que toman ese lugar. "Cristo puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos," Hebreos 7:25. (himnoscristianos.net)
Tal como soy —sin más decir,
que a otro yo no puedo ir,
Bendito Cristo, vengo a Ti.
Tal como soy —sin demorar,
del mal queriéndome librar,
me puedes sólo Tú salvar—
Bendito Cristo, vengo a Ti.
Tal como soy —en aflicción,
expuesto a muerte, perdición,
buscando vida, paz, perdón—
Bendito Cristo, vengo a Ti.
Tal como soy —tu grande amor
me vence, y con grato ardor
servirte quiero, mi Señor—
Bendito Cristo, vengo a Ti.
CUÁN GRANDE ES ÉL
La historia del himno "Cuán Grande Es Él" comienza con el señor Carl Gustav Boberg (1859-1940). Él fue un pastor sueco, editor, y miembro del Parlamento de Suecia. El señor Boberg estaba disfrutando de una caminata, cuando una tormenta comenzó súbitamente. Un viento recio comenzó a soplar. Después de que acabó la tormenta, el señor Boberg miró hacia la límpida bahía. Luego escuchó en la distancia una campana de iglesia. Y las palabras de "Cuán Grande Es Él" comenzaron a formarse en su corazón, "Señor, mi Dios, al contemplar los cielos, el firmamento y las estrellas mil". ¿Puede imaginarse lo que Boberg sintió mientras formaba estas palabras? Hubo tal calma después de la fiera tormenta que él sólo podía pronunciar esas palabras de paz.
Este poema, titulado O Store Gud (Oh Gran Dios) fue publicado en el año 1891 en Testigos de la Verdad, el periódico semanal que Boberg editaba. Más tarde fue traducido al alemán. En 1927, fue publicado en una versión rusa del texto alemán.
"Cuán Grande Es Él" fue traducido por Stuart K. Hine, el misionero inglés en Ucrania. Él encontró una versión del texto en ruso y la cantó con su esposa en una reunión evangelista. Luego tradujo las primeras tres estrofas al inglés, las cuales cantó en una reunión evangelista en Inglaterra, durante la Primera Guerra Mundial. Él publicó las primeras tres estrofas (tanto en inglés como en ruso) en 1949 en Gracia y Paz, un periódico evangelista ruso, el cual Hine editaba. Más tarde escribió la cuarta estrofa como un mensaje triunfal de vida eterna.
Sobre la importancia del himno dijo: "Cuando alcancemos ese hogar celestial, comprenderemos completamente la grandeza de Dios, y nos postraremos en humilde adoración, diciéndole: "Oh Señor, mi Dios, grande eres Tú." Ojalá que todos podamos vivir de tal manera que estemos preparados cuando Jesucristo aparezca para recibir a los santos. Nuestro hogar celestial nos espera, a todos aquellos que han recibido a Cristo en obediencia. (AllaboutGod)
Señor, mi Dios, al contemplar los cielos,
El firmamento y las estrellas mil.
Al oír tu voz en los potentes truenos
Y ver brillar al sol en su cenit.
Coro:
Mi corazón entona la canción.
¡Cuán grande es Él! ¡Cuán grande es Él!
Mi corazón entona la canción.
¡Cuán grande es Él! ¡Cuán grande es Él!
Al recorrer los montes y los valles
Y ver las bellas flores al pasar.
Al escuchar el canto de las aves
Y el murmurar del claro manantial.
Coro
Cuando recuerdo del amor divino,
Que desde el cielo al Salvador envió.
Aquel Jesús que por salvarme vino,
Y en una cruz sufrió y por mi murió.
Coro
Cuando el Señor me llame a su presencia,
Al dulce hogar, al cielo de esplendor.
Le adoraré, cantando la grandeza
De su poder y su infinito amor.
Coro
No hay comentarios:
Publicar un comentario