JOHN NEWTON
John Newton nació en Londres el 24 de julio de 1725. Fue criado por una madre cristiana que le enseñó la Biblia a una edad temprana, pero ella murió de tuberculosis cuando Newton tenía 7 años y la segunda esposa de su padre no tenía ningún interés espiritual. A la edad de once comenzó a navegar con su padre, quien era capitán de barco, y realizó cinco viajes al Mediterráneo por los siguientes 7 años.
Su vida fue en decadencia hasta los 23 años. Newton era un joven con una lengua profana y un carácter rebelde que lo metió en muchos problemas, trayendo sobre sí duras aflicciones que en más de una ocasión casi acaban con su vida.
Newton perdió su primer empleo en una oficina mercantil debido a su comportamiento inestable. Newton se rebeló contra la disciplina de la Royal Navy y desertó, pero lo atraparon, lo pusieron bajo custodia y lo azotaron. Eventualmente convenció a sus superiores para que lo dejaran subir a un barco de esclavos. Finalmente terminó siendo empleado de un traficante de esclavos que era dueño de una plantación de limoneros en una isla frente a África occidental. Allí era tratado cruelmente y terminó vistiendo harapos y suplicando por comida. Providencialmente un barco fondeó en la isla y, para sorpresa de Newton, resultó pertenecer un hombre que conocía a su padre. Aquel hombre logró liberarlo de su esclavitud.
El barco navegó durante más de un año por distintos puertos.
El 21 de marzo de 1748, en un viaje de regreso a Inglaterra, el barco fue alcanzado por una enorme tormenta. Newton se despertó en la noche cuando su habitación comenzó a llenarse de agua. Mientras corría hacia la cubierta, el capitán lo detuvo, le pidió que buscara un cuchillo y lo asignó a las bombas. En ese momento dijo: “Si esto no sirve, el Señor tenga misericordia de nosotros.”
Trabajó en las bombas, apenas pudo dormir durante una hora, luego tomó el timón y condujo la nave hasta la medianoche. Al volante tuvo tiempo de pensar sobre su vida y su condición espiritual.
Encontró una Biblia y obtuvo ayuda en Lucas 11:13. Razonó: “Si este libro es verdadero, la promesa en este pasaje también debe ser cierta. Necesito ese mismo Espíritu. Él se ha comprometido aquí a dar ese Espíritu a los que lo piden: por eso debo orar por él; y, si es de Dios, él cumplirá su propia palabra.”
El 8 de abril anclaron en Irlanda, pero Newton aún no había entendido la grandeza de su nueva fe. Nunca tuvo a nadie que le brindara un discipulado ni que lo ayudará a dar los primeros pasos en Cristo, así que se convirtió en el capitán de un barco de comercio de esclavos y volvió al mar. El peso moral del tráfico de esclavos lo llevó de nuevo a tierra firme. Después de dejar el mar para un trabajo de oficina en 1755, Newton realizó estudios bíblicos en su casa de Liverpool. Influenciado por John Wesley y especialmente por George Whitefield empezó a sentir vergüenza por su pasado como traficante de esclavos al conocer a su Salvador de una manera más genuina.
El himno “Sublime Gracia” fue concebido por Newton a finales de diciembre de 1772, cuando preparaba el sermón que predicaría en su iglesia el 1 de enero de 1773. Ese fue el día en el que el himno más famoso del mundo fue cantado públicamente por primera vez.
WILLIAM CAMERON TOWNSEND
(1896-1982)
Cameron Townsend nació en California en una etapa económicamente difícil. Su trasfondo era presbiteriano y en su segundo año de estudios en la Universidad escuchó una conferencia dada por el famoso misionero y receptor de un premio nobel de paz John R. Mott. Al año siguiente se enroló con la Casa Bíblica de Los Ángeles como “colportor” o vendedor de Biblias en América Latina.
Cameron, acompañado por un amigo de la universidad, salió para Guatemala en agosto de 1917 y así comenzó su carrera misionera de más de sesenta años.
La mayor parte de su obra era en zonas rurales remotas, donde vivían unos 200.000 indígenas cachiqueles. Estos no querían las Biblias en español y su propio idioma todavía no tenía escritura. Al viajar y familiarizarse con el idioma de ellos, sintió preocupación por esa gente, pero ellos reaccionaban con lentitud y parecían ofendidos por el esfuerzo de Cam por vender Biblias en castellano. Un día un indígena le dijo: “si tu Dios es tan inteligente, ¿por qué no habla nuestra lengua?”. Esa simple pregunta hizo que dedicara los siguientes trece años de su vida a los indígenas cakchiqueles. Su meta fue aprender bien el idioma, darle forma escrita y al fin, lo más importante, hacer una traducción de las Escrituras.
Como no tenía preparación en lingüística, Cam se enfrentó a muchos obstáculos al profundizar en el idioma cachiquel. Hay cuatro diferentes sonidos de la “k” que Cam casi no podía distinguir, y el sistema verbal era muy confuso. Un verbo se podía conjugar de muchas formas que indicaban tiempo, lugar y muchas otras ideas, además de la acción. La tarea parecía imposible hasta que conoció a un arqueólogo norteamericano que le aconsejó que dejara de tratar de acomodar el idioma cakchiquel al “molde latino” y que, al contrario, buscara el modelo lógico que fuera el fundamento de ese idioma. Ese consejo cambió el rumbo del método para aprender el idioma y, al fin, llevó a la formación de un programa de preparación en lingüística.
En 1929, después de años de duro trabajo, Cameron terminó el Nuevo Testamento en cachiquel. Esto confirmó aún más a Cameron respecto a su idea sobre la necesidad de traducir la Biblia. Él quería traducir las Escrituras para otras tribus cuya lengua no tuviera escritura, pero los directores de la Misión Centroamericana pensaban que su deber era seguir edificando en la fe a los cachiqueles. Debido a estas diferencias de opinión, Cam renunció.
Considerando aquel contexto, Townsend vio la verdadera conversión a Cristo como la salida definitiva para los pueblos indígenas, pero primero tuvo que confrontar la pregunta de por qué las misiones protestantes no atraían a muchos conversos indígenas. La respuesta principal que encontró fue que los monolingües analfabetos no tenían acceso a las Escrituras. Muchos de ellos no sabían leer, e incluso los que sí sabían, no tenían la Biblia en un idioma que pudieran entender.
Finalmente, Townsend desarrolló una filosofía de misión que buscaba producir congregaciones cristianas basadas en la Biblia, autosuficientes y dirigidas por indígenas. Creía que si se lograba este objetivo, también podría contribuir a una reestructuración positiva de las instituciones culturales que podría conducir a una sociedad más justa.
A menudo decía que la Biblia en el idioma del pueblo era el mejor misionero de todos, porque nunca se enfermaba, nunca tomaba licencia y nunca sonaba como un extranjero.
Townsend se mudó de Guatemala a México y luego a Perú, con un enfoque especial en la vasta cuenca del Amazonas. A menudo invitaba a las autoridades a leer un pasaje de la Biblia antes de compartir una comida. Como un ejemplo, después de ser invitado al Castillo de Chapultepec por el presidente mexicano Lázaro Cárdenas para una cena en honor a él y a sus lingüistas recién llegados, Townsend informó haberle dicho al presidente:
Le dije que nuestros jóvenes creían en la Biblia de cabo a rabo. Vivieron de acuerdo con sus enseñanzas, que les revelaron el amor de Dios al enviar a su propio Hijo para servir a los necesitados y salvar a los perdidos. Nuestros jóvenes quieren seguir su ejemplo lo mejor que puedan, sirviendo a los indios de manera práctica, prestando toda la ayuda que puedan al gobierno mexicano y también traduciendo esa maravillosa revelación de Dios a la humanidad a los idiomas indígenas.
Durante su residencia en México, Lázaro Cárdenas se enteró de que los Townsend vivían en un pueblo náhuatl empobrecido y los visitó allí. Expresó cierto interés por los esfuerzos lingüísticos que Townsend había realizado y por las cartillas en náhuatl que había elaborado, pero estaba especialmente entusiasmado por los proyectos de ayuda práctica que los Townsend ya habían empezado.
El presidente rápidamente vio la necesidad de añadir esta ayuda especializada al programa educativo del gobierno en las áreas indígenas. Invitó a Townsend a que trajera todo el personal que pudiera reclutar para que estudiara las lenguas minoritarias de México y para enseñar a la gente, siguiendo el ejemplo de Townsend, especialmente en lo referente a proyectos prácticos.
Con este estímulo, los Townsend reclutaron más jóvenes en los Estados Unidos y regresaron a México el otoño siguiente, 1936, con un grupo más grande de estudiantes.
En 1934, L. L. Legters y él fundaron el The Summer Institute of Linguistics, en Arkansas; una empresa relativamente organizada y sin exigencias que llegó a ser la organización misionera protestante e independiente más grande mundo.
Los objetivos de traducción del Instituto Lingüístico de Verano requerían una comprensión científica profunda de los idiomas que estudiaban los lingüistas y, por lo tanto, se esforzó por crear lingüistas de campo verdaderamente competentes con conocimientos confiables.
Aunque a Cameron se le reconocía en todo el mundo como un gran promotor de las misiones, él siempre se consideraba primero que todo como traductor de la Biblia.
Los últimos meses de vida William Cameron Townsend seguían caracterizados por la intensa actividad en el trabajo. Pero, el 25 de enero de 1982, Townsend fue llevado al hospital por neumonía, cuadro que requería mayor cuidado pues desde agosto sufría de Leucemia. Una recaída lo obligó hospitalizar. El 23 de abril murió.
El Instituto Lingüístico de Verano (ILV), que Townsend fundó, ha realizado, en la última mitad del siglo veinte, publicaciones académicas que describen y analizan 1724 idiomas, y actualmente su personal especializado está laborando con otros 1053 idiomas.
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WILLIAM BOOTH (1829-1912)
William Booth nació en Nottingham el 10 de abril de 1829, hijo de Samuel Booth y su segunda esposa. Sus padres no eran creyentes, pertenecían a la clase trabajadora y contaban con poca educación.
En 1842, cuando tenía 13 años, su padre lo envió a trabajar como aprendiz en una tienda de empeño situada en la parte más pobre de Nottingham. A William no le gustaba su trabajo, pero estaba atado a la necesidad de enviar dinero a casa. Sin embargo, fue a través de este trabajo que se agitó su conciencia social y se dio cuenta de la difícil situación de los más necesitados.
En septiembre de ese mismo año, su padre Samuel se enfermó y murió. Poco después, su madre tuvo que dejar su casa para abrir una pequeña tienda en uno de los barrios pobres de Nottingham, donde ganaba un pequeño ingreso vendiendo juguetes, agujas, algodón y cosas por el estilo.
En algún momento a sus 15 años, William fue invitado por una pareja wesleyana a una iglesia, donde se convirtió.
William comenzó a asistir a una iglesia metodista. En 1846 quedó impresionado por la predicación de James Caughey y David Greenbury, dos evangelistas itinerantes. Animado por Greenbury, se unió a un grupo de creyentes que predicaban en las calles.
Junto a un grupo de amigos, se dispuso a evangelizar a los pobres. Crearon plataformas nocturnas al aire libre. Fue en una iglesia en Clapham donde conoció a Catherine Mumford (1829-1890).
Después de que William se convirtiera en evangelista, se casó con Catherine el 16 de julio de 1855, formando una asociación ejemplar y complementaria de por vida.
Booth sentía que su llamado estaba en las calles con los más necesitados. Él y Catherine se convirtieron en evangelistas itinerantes para Gales y varias regiones de Inglaterra.
Cuatro años después, William y Catherine se mudaron a Londres. Fue aquí donde William comenzó su primera campaña evangelística al aire libre en Whitechapel, predicando en una tienda de campaña. En 1878, William cambió el nombre de la misión por "Ejército de Salvación", una idea que al parecer tomó del Movimiento Voluntario Británico. Se organizó una estructura militar con él, siendo Booth el "General".
Sus primeras "campañas" encendieron una violenta oposición. Se organizaron "Ejércitos de esqueletos" para disolver las reuniones y durante muchos años los seguidores de Booth fueron sometidos a multas y encarcelamientos como quebrantadores de la paz. Pero la idea llamó mucho la atención y, en menos de diez años, el Ejército de Salvación se había establecido rápidamente en varios países extranjeros.
Las operaciones del Ejército se extendieron en 1880 a los Estados Unidos, en 1881 a Australia, y más tarde al continente europeo, a la India y a varios países más. William Booth resumió el propósito de este cuerpo de la siguiente manera: "Somos un pueblo de salvación, esta es nuestra especialidad: ser salvos y mantenernos salvos, y luego lograr que alguien más sea salvo".
A lo largo de los años, William Booth creó un elaborado sistema de ayuda social, pues creía que la caridad aceleraría el trabajo del evangelismo.
Después de sufrir un cáncer, Catherine Booth falleció el 4 de octubre de 1890, dejando un vacío significativo en la vida de William. En el mismo mes, Booth publicó su principal manifiesto social, 'In Darkest England and the Out'. En su libro propuso remediar la pobreza y el vicio mediante asilos para personas sin hogar, centros para preparar emigrantes para las colonias de ultramar, casas de rescate para mujeres en la prostitución, casas para exconvictos, asistencia jurídica para los pobres, y asistencia para los alcohólicos. Hubo un gran apoyo público para el programa: el dinero llegó generosamente y gran parte del plan se llevó a cabo.
A partir de entonces, Booth volvió a la predicación y al evangelismo, y la administración diaria del Ejército de Salvación pasó a su hijo mayor, Bramwell Booth.
En agosto de 1904, William Booth emprendió una serie de viajes alrededor del mundo que incluyeron Australia, Nueva Zelanda y Tierra Santa. A su regreso fue honrado al recibir la Libertad de las ciudades de Londres y Nottingham. Entre muchos otros honores, Booth también recibió un Doctorado Honorario en Derecho Civil de la Universidad de Oxford.
William Booth murió el 17 de agosto de 1912. Londres se detuvo durante casi cuatro horas mientras la larga procesión de unos 7,000 salvacionistas marchaba a través de las calles. Booth siempre se preocupó por llevar el mensaje del evangelio. A esto se sumó una profunda sensibilidad por los marginados y una gran proactividad ante la miseria y el sufrimiento.
Su legado fue un Ejército de Salvación que contaba con 15,875 oficiales y cadetes, operando en 58 territorios.
El Ejército de Salvación cuenta hoy con una membresía mundial de más de 1.7 millones de personas, que está conformada por soldados, oficiales y adherentes, conocidos colectivamente como “salvacionistas”. Está presente en 131 países, administra tiendas de caridad, opera refugios para personas sin hogar, ayuda en casos de desastres y brinda ayuda humanitaria a países en dificultades. (BITEPROJECT.COM)
ADONIRAM JUDSON (1788-1850)
Fue uno de los primeros misioneros extranjeros comisionados en la historia de los Estados Unidos. Durante su ministerio, ayudó a guiar a cientos de birmanos a la fe en Jesucristo, tradujo la Biblia y otros escritos cristianos a dos idiomas diferentes. Escribió numerosos folletos y tratados sobre diversos temas teológicos, y alentó a los cristianos de su tiempo a preocuparse por las misiones.
Adoniram Judson nació el 9 de agosto de 1788 en Malden, Massachusetts. Era hijo de Adoniram Judson, un clérigo congregacionalista. Judson se graduó en la Universidad de Brown y del Seminario Teológico Andover con serias dudas sobre su fe. Sin embargo, la trágica muerte de un amigo cercano, que también era escéptico, lo dejó completamente conmocionado. Recibió un permiso especial para asistir al Seminario Andover en Massachusetts a pesar de que aún no era cristiano. En poco tiempo se convirtió en un seguidor de Jesús y se sintió llamado a las misiones, junto con varios de sus compañeros.
Adoniram y Nancy su esposa eran congregacionalistas y creían en el bautismo de infantes. Sin embargo, convencidos por las Escrituras de que esta no era una enseñanza bíblica, fueron bautizados, renunciando a la asociación congregacionalista que los patrocinaba.
Los Judson establecieron una estación misionera que se convertiría en la primera base de los bautistas estadounidenses en un país extranjero. Comenzaron a aprender de inmediato el idioma y la cultura de los birmanos. Posteriormente, Adoniram comenzó su tarea más grande: la traducción de la Biblia al idioma birmano.
En 1824 se desató una guerra entre Inglaterra y Birmania. Como consecuencia, el emperador birmano encarceló a casi todos los hombres occidentales como presuntos espías del gobierno británico. Esto incluía a Adoniram, que era sospechoso debido al apoyo financiero que recibía de los Estados Unidos. Judson pasó diecinueve meses en dos cárceles diferentes. Durante el encarcelamiento enfermó y sufrió fiebre y desnutrición.
la devoción de Nancy mantuvo vivo a Adoniram. Ella habló, rogó e hizo todo lo posible para que pudiera enviarle comida a su esposo encarcelado. Mientras tanto, Nancy estaba amamantando a un bebé y criando a dos niñas birmanas huérfanas.
Adoniram finalmente fue liberado de la cárcel para que pudiera servir como traductor para las negociaciones de paz entre Birmania e Inglaterra. Pero el fin de la guerra no fue el final de los sufrimientos: Nancy murió en 1826, seguida de su hija María de dos años.
La pena de Adoniram por la muerte de su esposa e hija lo llevó a aislarse, volviéndose cada vez más solitario. Con el tiempo emergió cada vez más de su oscuridad espiritual con una nueva determinación de alcanzar a Birmania para Cristo. Disfrutó de una década de gran productividad evangelística.
Judson regresó a Birmania en 1846 para continuar trabajando en un diccionario birmano ampliado, que se terminó en 1849. También continuó su trabajo de traducción y fue mentor del flujo constante de jóvenes misioneros que venían a Birmania para trabajar entre los birmanos y los karen.
Durante años el trabajo misionero de Judson no había rendido muchos frutos, hasta que se convirtió un miembro de la tribu de los karen llamado Ki Tha Byu. A partir de ese momento se produjo una conversión en masa entre los karens. En 1850 Judson contrajo una fiebre respiratoria y, tratando de viajar a un clima mejor, murió en el mar el 12 de abril de 1850.
Adoniram tenía solo 24 años cuando llegó a Birmania y ministró allí hasta su muerte a los 61 años. Se dice que durante su ministerio plantó 63 iglesias y que, para el día de su muerte, habían más de 7 000 cristianos bautizados.
Adoniram Judson ocupa un lugar preeminente en la historia de las misiones. Su bautismo y subsiguiente renuncia resaltan la importancia de la integridad doctrinal y personal. Su resistencia a través de numerosas pruebas nos recuerda la manera en que Dios a menudo usa el sufrimiento para el avance del evangelio.
Su dolor por la pérdida de esposas e hijos sirve como un importante recordatorio de que los misioneros son personas reales con necesidades y luchas permanentes. El compromiso y la pasión de Adoniram Judson por el evangelismo y las Escrituras nos siguen inspirando hasta el día de hoy y su trabajo y compromiso con la obra del Señor han sido un ejemplo para miles de misioneros después de él. BITEPROJECT.COM
FANNY CROSBY
Fanny Crosby (Frances Jane Crosby) es quizá una de las más reconocidas escritoras de himnos de tiempos modernos. Escribió más de 8.000 poesías a lo largo de su vida, entre ellas, hermosos himnos que se cantan alrededor del mundo hasta el día de hoy, muchos de los cuales han sido traducidos al español.
Nació en Southeast, Putnan County, Nueva York, el 24 de marzo de 1820. Cuando apenas tenía 6 semanas de nacida quedó ciega debido a la mala praxis de un médico que intentaba curarla de una inflamación en los ojos. A pesar de su ceguera, Fanny nunca se consideró como inferior ni con desventaja. Su niñez fue como la de muchos niños de su entorno, le gustaba bromear y hacer travesuras.
El mayor anhelo de Fanny era poder recibir una educación como los demás niños. No había escuelas para ciegos, pero ella no perdía la esperanza. En 1835 recibió la tremenda noticia de una escuela donde ella podía asistir. El Instituto para Ciegos de Nueva York.
Por muy difícil que fue separarse de su madre, con quien tenía una relación muy estrecha y quien siempre le había apoyado en todo, emprendió el viaje a Nueva York para ir a la escuela. En el Instituto recibió muy buena educación, siendo ésta una escuela que llegó a ganar renombre con el paso del tiempo. Allí conoció a personas muy importantes, entre ellas presidentes y candidatos presidenciales, gobernadores, generales, senadores y otras personas de renombre.
En dos oportunidades tuvo el privilegio de recitar alguna de sus composiciones frente al Senado de los Estados Unidos. También, mientras estudiaba, publicó su primer libro de poemas, La Muchacha Ciega, y otros poemas, cuyo contenido es mayormente una descripción de su propia vida.
Fanny tenía la habilidad de escribir poemas sobre cualquier tema, en cualquier ocasión. Para dar la bienvenida a alguien en el Instituto escribía un poema, para bromear con otros lo hacía por poesía. Expresaba sus pensamientos y sentimientos a través de la poesía. En este instituto estudió por 8 años y continuó por otros 15 años como maestra. Allí conoció a Alexander Van Alstyne, quien fuera alumno y luego maestro en esta misma institución, con quien se casó en el año 1858. La familia Van Alstyne tuvo una hija que llamaron Frances, pero murió poco después de su nacimiento.
En el año 1864 conoció al compositor de himnos William B. Bradbury con quien entabló una relación laboral para la publicación de himnarios. El coro de su primer himno escrito dice: “Ahora vamos, ahora vamos a la patria celestial. Cuyos campos son hermosos y su luz es eternal”.
A partir de ese momento Fanny trabajó junto al Sr. Bradbury y su casa editorial por cuarenta años. Este mismo himno fue cantado en el funeral del Sr. Bradbury en el año 1868, ya que había llegado a ser muy especial para él.
Los temas de sus himnos son bastante variados, desde coros para niños, evangelio, vida cristiana, consagración, adoración, vida misionera o anhelos por la patria celestial. De uno de sus apreciados maestros en el Instituto, el Sr. Jones, aprendió: “Fanny, recuerda que cualquier talento que tengas pertenece completamente a Dios, así que debes darle a Él el mérito de todo lo que haces”. Estas palabras quedaron marcadas en la mente de Fanny, y así fue como este don fue puesto en las manos del Señor quien lo utilizó grandemente en los muchos himnos que ella escribió y que han sido tan usados hasta el día de hoy.
Fanny Crosby murió en febrero de 1915 en Bridgeport, Connecticut, a la edad de 94 años.
Algunos de sus himnos:
A Dios sea la gloria.
Alabanzas demos al redentor nuestro.
Comprado con sangre por Cristo.
No te dé temor.
Seguid al maestro.
Avívanos, Señor.
Un poco más Jesús vendrá.
RICHARD WURMBRAND
Por predicar el evangelio, este hombre soportó 14 años de encarcelamiento y tortura en una cruda y precaria prisión. Su voz se convirtió en una de las más importantes de la historia a favor de la iglesia perseguida.
Richard Wurmbrand nació el 24 de marzo de 1909 en Bucarest, Rumania. Fue el menor de los cuatro hijos de una familia judía. Sus primeros años transcurrieron en Estambul, pero cuando el pequeño Richard tenía 9 años, su padre murió y la familia tuvo que regresar a Rumania cuando él ya era un adolescente de 15 años. Luego, el adolescente Richard fue enviado a Moscú para estudiar. Cuando regresó a su país, Wurmbrand ya era un importante líder político y agente de bolsa. También fue coordinador del comité comunista que era sostenido directamente por el gobierno comunista de Moscú.
En octubre de 1936, Wurmbrand se casó con Sabina Oster, quien también era judía.
Pronto, el nuevo matrimonio conoció el cristianismo y ambos se convirtieron dos años después de casados. Su conversión estuvo fuertemente influida por el testimonio de un carpintero cristiano alemán sin educación llamado Christian Wolfkes, quien les entregó una Biblia y los instó a leer uno de los Evangelios. En poco tiempo de estar cerca de la Escritura, Richard fue ordenado como ministro anglicano.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Richard y Sabina aprovecharon la oportunidad para evangelizar a las tropas alemanas que habían ocupado el país. Predicaron en los refugios antiaéreos y ayudaron en el rescate de muchos niños judíos de los guetos. Por estas acciones, fueron arrestados y golpeados repetidamente, y casi fueron ejecutados en una ocasión. Sabina también tuvo que ver cómo toda su familia judía fue arrestada y asesinada en los campos de concentración.
Un momento decisivo llegó en 1944, cuando los soviéticos invadieron Rumania como un primer paso para instalar un gobierno comunista en el país. Wurmbrand decidió empezar a trabajar para alcanzar a los soldados del Ejército Rojo y a sus compatriotas con el evangelio. Pero cuando el régimen se dio cuenta de la labor de Wurmbrand y quiso controlar la labor de las iglesias, el ministerio se hizo clandestino.
En 1945, en un congreso de cultos organizado por el gobierno rumano al que los Wurmbrand asistieron, Richard se puso de pie y denunció el control del gobierno sobre las iglesias. Declaró a los delegados, cuyos discursos se transmitieron a toda la nación, que su deber era glorificar a Dios y solo a Cristo. La denuncia se producía ya que muchos líderes religiosos comenzaron a elogiar al comunismo y a jurar lealtad al nuevo régimen.
En los próximos dos años, los Wurmbrand y su iglesia distribuyeron al menos un millón de copias de evangelios a las tropas rusas, a menudo disfrazando los libros como propaganda comunista, mientras ayudaban también a organizar el contrabando de evangelios a Rusia. Las denuncias públicas contra el régimen y la labor evangelística de Richard, lo pusieron en el primer plano de la vigilancia del estado, hasta que en febrero de 1948 fue arrestado mientras se dirigía a un servicio en su iglesia. Fue encerrado en una celda solitaria y etiquetado como “Prisionero número 1”.
Wurmbrand pasaría por varias cárceles del país. Estuvo tres años en confinamiento solitario. Gran parte de este confinamiento lo vivió en un cuarto a doce metros bajo tierra en una celda sin luces ni ventanas, donde ni siquiera existía el sonido, pues los guardias llevaban fieltro en las suelas de sus botas para no hacer ningún tipo de ruido.
Para soportar la tortura del aislamiento total, Wurmbrand dormía durante el día para permanecer despierto durante la noche y poder ejercitar su mente y alma componiendo sermones y luego recitándolos en voz alta. Poseía una gran memoria, al punto de recordar al menos 350 de esos sermones que escribió en prisión y que luego serían plasmados en un libro. Sin embargo, durante su encarcelamiento, pudo establecer comunicación con otros presos hablando en código morse en la pared. De esta manera podía ser luz para sus compañeros en medio del encierro total. Wurmbrand sería trasladado a una celda grupal, donde los castigos y las torturas continuaron por cinco años más.
Wurmbrand sería liberado de este encarcelamiento en 1956, después de ocho años y medio de prisión. Una de las condiciones de su liberación era que no volviera a predicar. Sin embargo, reanudó su ministerio muy pronto a través de una iglesia clandestina.
Tan solo tres años después, en 1959, fue arrestado nuevamente y condenado a 25 años de prisión. Pero esta vez, el encarcelamiento sería mucho más cruel. Wurmbrand sería golpeado y torturado de formas profundamente dolorosas. Llevaría las marcas de estas torturas durante el resto de su vida.
La misma Sabina había sido arrestada y encarcelada en 1950, pasando tres años de trabajos forzados en la prisión mientras dejaba a su hijo de 9 años solo y sin hogar. Luego el niño sería acogido por amigos cristianos, que se arriesgaron a ser encarcelados por cuidar al hijo de un preso político. Para ese momento, Wurmbrand ya se había hecho conocido a nivel internacional. Sin embargo, cuando los diplomáticos extranjeros preguntaron al gobierno comunista rumano por él, les dijeron que había huido del país.
El único hijo del matrimonio Wurmbrand, llamado Mihai, que para entonces ya era un joven, fue expulsado de sus estudios universitarios de tres instituciones distintas ya que su padre era considerado como un preso político. Mihai intentó huir a Noruega para evitar ser reclutado en el servicio militar obligatorio, pero no pudo lograrlo.
Finalmente, Wurmbrand recibió una amnistía en 1964 y fue liberado. La Misión Noruega a los judíos y la Alianza Cristiana Hebrea negociaron con las autoridades comunistas su liberación. Fue convencido por los líderes de la iglesia clandestina de irse del país y desde el exterior ser una voz a favor de la iglesia perseguida.
Wurmbrand viajó a Noruega, Inglaterra y luego a los Estados Unidos. En mayo de 1966, dio testimonio ante el Subcomité de Seguridad Interna del Senado en Washington. Durante el testimonio, se quitó la camisa frente a las cámaras para mostrar al menos 18 cicatrices de su tortura. “Si les mostrara mi cuerpo, me pregunto si podrían soportar mirarlo”, dijo a los periodistas. Su historia se publicó en periódicos de Estados Unidos, Europa y Asia. A partir de entonces fue conocido como “La voz de la iglesia subterránea” ya que su trabajo estuvo enfocado en dar a conocer la realidad de los cristianos que eran perseguidos, especialmente en países con regímenes comunistas.
La misión de los Wurmbrand, fundada en 1965, contrabandeó biblias, apoyó a pastores clandestinos y ofreció ayuda financiera a los familiares de los encarcelados o asesinados por sus creencias religiosas. En 1967 fundaron la organización “Jesús al mundo comunista” más tarde renombrada como “La voz de los mártires”. Esta organización interdenominacional posteriormente extendió sus actividades para apoyar a los cristianos perseguidos en otros contextos, especialmente en el mundo musulmán.
En 1990, los Wurmbrand regresaron a Rumania, luego de 25 años de exilio. “La voz de los mártires” abrió una imprenta y una librería en Bucarest y el nuevo alcalde de la ciudad le ofreció a la organización un espacio de almacenamiento en la misma prisión en la que Wurmbrand había pasado gran parte de su encarcelamiento y donde había orado por un ministerio libre en su patria.
Wurmbrand escribiría 18 libros en inglés y otros en rumano. Su libro más popular titulado "Torturado por Cristo" fue publicado por primera vez en 1967. En él se cuenta su testimonio de encarcelamiento y sufrimiento en prisión. El libro ha sido traducido a al menos 50 idiomas y es un testimonio vivo de que la tortura y la persecución a los cristianos seguía viva en el siglo XX, pero también es un testimonio del precio que muchos tienen que pagar por proclamar el nombre del Señor hoy.
Una de las frases más populares de Wurmbrand fue: “Odia a los sistemas malignos, pero ama a tus perseguidores. Ama sus almas y trata de ganarlas para Cristo”.
Murió el 17 de febrero del 2001 en los Estados Unidos. Su esposa Sabina había muerto tan solo seis meses antes.
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HUDSON TAYLOR
En septiembre de 1853, un pequeño barco de tres mástiles salió sigilosamente del puerto de Liverpool con Hudson Taylor a bordo, un misionero de 21 años, flaco y de ojos desorbitados. El joven misionero se dirigía a un país que recién estaba entrando en la conciencia del Occidente cristiano; solo unas pocas docenas de misioneros estaban haciendo labores allí.
Hudson Taylor nació en 1832. Sus padres fueron James y Amelia Taylor, una pareja metodista fascinada con el Lejano Oriente que había orado por su recién nacido diciendo, "Señor que él pueda trabajar para ti en China". Después de una dramática conversión, el joven Hudson pasó los siguientes años en una frenética preparación, aprendiendo rudimentos de medicina, estudiando mandarín y sumergiéndose cada vez más en la Biblia y en la oración.
Su barco llegó a Shanghai, uno de los cinco "puertos de tratado" que China había abierto a los extranjeros después de su primera Guerra del Opio con Inglaterra.
Casi de inmediato, Taylor tomó una decisión radical, al menos para los misioneros protestantes de la época: decidió vestirse con ropas chinas y dejarse crecer el cabello, como lo hacían los chinos. Sus compañeros protestantes fueron incrédulos y muy críticos ante esta decisión.
Taylor, por su parte, no estaba contento con la mayoría de los misioneros que vio: creía que eran "mundanos" y pasaban demasiado tiempo con empresarios y diplomáticos ingleses que necesitaban de sus servicios como traductores. En cambio, él quería que la fe cristiana llegara al interior de China así que, a los pocos meses de llegar y mientras el idioma nativo seguía siendo un desafío, partió hacia el interior.
Cuando la Chinese Evangelization Society, que había patrocinado a Taylor, se mostró incapaz de pagarle a sus misioneros en 1857, Taylor dimitió y se convirtió en misionero independiente, confiando en Dios para satisfacer sus necesidades.
Taylor continuó trabajando, y su pequeña iglesia en Ningpo creció a 21 miembros, pero en 1861 se enfermó gravemente, probablemente con hepatitis, y se vio obligado a regresar a Inglaterra para recuperarse.
En Inglaterra, el inquieto Taylor continuó traduciendo la Biblia al chino, una obra que había comenzado en el país oriental. Estudió para convertirse en partero y reclutó más misioneros. Preocupado porque la gente en Inglaterra parecía tener poco interés en China, escribió China: su necesidad espiritual y sus reivindicaciones.
Taylor se convenció de que se necesitaba una organización especial para evangelizar el interior de China. Hizo planes para reclutar a 24 misioneros: dos para cada una de las 11 provincias interiores no alcanzadas y dos para Mongolia.
El propio Taylor estaba atormentado por la duda: le preocupaba enviar hombres y mujeres sin protección al interior. Un amigo lo invitó a la costa sur de Inglaterra, a Brighton, para un descanso. Y fue allí, mientras caminaba por la playa, que la tristeza de Taylor se deshizo:
"Allí el Señor conquistó mi incredulidad, y me entregué a Dios por este servicio. Le dije que toda la responsabilidad en cuanto a los problemas y las consecuencias debe descansar en él, que como su servidor era mi deber obedecer y seguirlo".
Un año después de su avance, Taylor, su esposa y cuatro hijos, y 16 jóvenes misioneros salieron de Londres para unirse a otros cinco que ya estaban en China.
Su estilo de liderazgo y altos ideales crearon enormes tensiones entre los consejos de la CIM de Londres y China.
Londres pensó que Taylor era autocrático, pero Taylor dijo que solo estaba haciendo lo que pensaba que era mejor para el trabajo, y luego exigió un mayor compromiso de los demás: "China no puede ser ganada para Cristo por hombres y mujeres tranquilos y complacientes", escribió.
Ante el crecimiento de la misión, Taylor instituyó otra política radical: envió mujeres solteras al interior, una acción criticada por muchos veteranos. Pero la audacia de Taylor no conocía límites. En 1881, le pidió a Dios otros 70 misioneros a fines de 1884: obtuvo 76. A fines de 1886, Taylor oró por otros 100 dentro de un año: en noviembre de 1887, anunció que 102 candidatos habían sido aceptados para el servicio.
Entre su ética de trabajo y su confianza absoluta en Dios, a pesar de nunca solicitar fondos, su CIM (Misión al Interior de China) creció y prosperó, inspirando a miles a abandonar las comodidades de Occidente para llevar el mensaje cristiano al vasto y desconocido interior de China.
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ENRIQUE TURRALL
Enrique Turrall (Henry Sidney Turrall) es un nombre que encontrará en más de un himno en español, ya que este escritor/traductor nos ha dejado un enorme legado de himnos que siguen cantándose hasta el día de hoy.
Enrique (Henry) Sidney Turrall nació el 10 de febrero de 1867 en Surrey, Inglaterra. Poco se conoce de su niñez, pero fue encomendado como misionero a España en 1889, siendo todavía un joven de 22 años. Llegó primeramente a Madrid, sin embargo, la mayor parte de su ministerio fue en Marín, Pontevedra, donde vivió casi 50 años de su vida. También trabajó en otros lugares de España como Vigo, Pontevedra y la provincia de Lugo.
Durante estos años la oposición por parte de la iglesia católica era bastante fuerte, por lo que la obra avanzaba lentamente. Entre las necesidades de la obra estaba poder tener más himnos en español. En una carta Enrique lo expresaría de la siguiente manera: “Encontré tantos jóvenes que empecé a escribir himnos que expresasen las diferentes emociones y experiencias de los creyentes e incrédulos: el arrepentimiento, la fe, la seguridad, el testimonio, el conflicto, las ocasiones especiales, las reuniones anuales, los casamientos, los entierros, etc. Era sorprendente como estos himnos pasaban de uno a otro, de hojas sueltas a pequeños cancioneros y, luego, a los himnarios más grandes. No he tomado nota acerca de los incidentes que los inspiraba”.
En 1902 publicó el himnario Cantos Evangélicos que contenía 74 cánticos, de los cuales 59 eran suyos. En 1933 el número aumentó a 237 de los cuales más de 180 eran propios. Pocos autores han contribuido más a los himnos en español que Enrique Turrall. Podemos encontrar una gran variedad de himnos, mayormente sobre el Evangelio y la Vida Cristiana, traducidos (y también originales) por él.
Enrique y su esposa dedicaron más de 60 años al servicio del Señor en España. Pasó a la presencia del Señor el 12 de mayo de 1953 en Marín, España. Traductor de, por ejemplo: “Hallé un bue amigo”. Autor de “Engrandecido sea Dios”, entre otros.
Engrandecido sea Dios
en esta reunión, en esta reunión.
Alegres, juntos a una voz,
Dad gloria,
gloria, gloria, gloria;
dad gloria a nuestro Dios.
Durante el día que pasó,
la mano del Señor, la mano del Señor,
de muchos males nos salvó,
Pues hasta aquí nos ayudó
y siempre proveerá, y siempre proveerá.
Con gratitud, placer y amor,
GLADYS AYLWARD
Nació el 24 de febrero de 1902 en Londres, Inglaterra, en una familia cristiana pobre. Cuando tenía 14 años, Gladys abandonó la escuela para trabajar como empleada doméstica de una familia adinerada. Mientras trabajaba allí, tomaba prestados libros de la biblioteca de su empleador y aprendió sobre China. Había oído que los misioneros iban a servir a esa gente y ella quería unirse a ellos.
Con 28 años, Gladys solicitó ir al país oriental como misionera, pero fue rechazada de manera oficial porque era demasiado mayor y la junta de la misión no veía viable que pudiera aprender el difícil idioma chino. La desconsolada Gladys oyó hablar de una misionera anciana en China, llamada Jeannie Lawson, que necesitaba a otro misionero para trabajar con ella. Ahorró el poco dinero que tenía, compró un boleto de tren y partió para China en 1932. El viaje a través de Rusia no fue nada fácil ya que ese mismo año había estallado una guerra entre Rusia y China. La Sra. Jeannie Lawson, de 73 años, se sorprendió al ver llegar a Gladys. Sirvieron juntas hasta que la anciana murió.
Durante siglos, los pies de las niñas chinas se envolvían firmemente al nacer para evitar que crecieran. Los chinos pensaban que los pies pequeños eran más bonitos, pero una nueva ley prohibía esta práctica. En medio de la confusión, Gladys recibió una petición del gobernador del pueblo para que fuera su inspectora oficial de pies. El gobernador le había concedido un permiso para hablarle a cada aldeano sobre Jesús. Así Gladys visitó cada aldea quitándole las vendas de los pies a muchas niñas, contando historias bíblicas y predicando el evangelio.
Un día, mientras Gladys caminaba por una aldea, vio a una anciana tratando de vender a una niña. Esta niña fue la primera de casi 100 niños en venta que vinieron a vivir con ella posteriormente. Durante muchos años, los japoneses habían estado en guerra con China y una mañana de primavera de 1938, aviones enemigos llenaron el cielo. Lanzaron bombas, destruyeron la aldea y mataron a muchas personas. Gladys huyó con alrededor de 100 niños, pudieron tomar un último tren hacia la libertad. No perdió a ninguno de sus niños en esta travesía, pero Gladys enfermó. Al mejorarse, decidió regresar a Inglaterra después de muchos años en China.
Luego de un largo periodo de recuperación, empezó a visitar las iglesias persuadiéndolas sobre la necesidad de más misioneros en China. En 1958 emprendió su regreso al país asiático, pero no pudo entrar de nuevo, así que se estableció en Taiwán. Allí fundó un orfanato salvando de las calles a más de 200 niños.
Gladys vio a muchos chinos llegar a conocer a Jesús como su Salvador. “Yo no era la primera opción de Dios para lo que hice en China, pero Dios miró hacia abajo y dijo: bueno, ella está dispuesta.”
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